Es fiesta en Lajas, y como cada año, todo Chota se vuelca al puerto; siendo ésta una buena oportunidad para ir hacia nuestro distrito más cercano… pero caminando.
La decisión la tomamos de momento. Y así, sin desearlo, de paso por Corepuquio, estamos de nuevo saboreando el trago amargo de la estupidez ajena -por aquello que ya nada pudimos hacer en reunión en la gobernación, donde todo al parecer ya estaba “confabulado”– de ver a nuestro querido colegio emblemático partido en la explanada de Sanjuanpampa.
En dicha reunión recordamos nuestra lucha de generaciones que hoy hacen realidad el asfalto de nuestra carretera, que hemos logrado con la determinación y la tenacidad de chotanos; pero las decisiones arbitrarias de supuestos acuerdos previos, entre autoridades y responsables de la compañía constructora, al que como siempre no fue invitado el pueblo, impiden hoy rectificar el trazo de la carretera por el borde del río sin afectar la pampa del colegio “San Juan”.
Así, la suerte parece ya estar echada; quedándonos en adelante recordar tristemente a estas “autoridades” que han solapado este “pequeño” yerro (pequeño comparado con el inmenso logro de la carretera, que es todo un tema aparte) que bien pudo haberse evitado.
Volviendo a temas de vitalidad natural, esfuerzo sano, sudor agradable, respiración envidiable, acompañamos al río Chotano desde Corepuquio hasta Tuctuhuasi, para escalar luego virando hacia la izquierda, camino de San Antonio de La Iraca,
de paisaje incomparable con impensada verde hondonada, que de sobra nos devuelve la sonrisa robada.
Las chuquias nos alegran con su núbil juego y el campo nos invita a quedarnos para siempre.
Pero de San Antonio aún tenemos que lograr la fila (cumbre), límite con el distrito de Lajas, desde donde observamos hacia el oeste la soleada verde planicie sobre la cima del cerro Piruro (que se mantiene pendiente de visita).
Luego, en descenso hacia Lajas, tenemos la dicha de conocer Pacobamba, otra estupenda hondonada que nos deja el corazón reenamorado aún más de nuestra tierra.
Los “cuetes” (cohetes) de pronto nos anuncian la presencia de Lajas, allá bajo la gran depresión y sobre el hermoso y cálido valle. La novia del río Chotano -como bien lo versa el vate César Saldaña- se muestra contenta… y llegar a ella caminando, como en sus respectivos momentos al ecoarqueológico Conchán o al ecoturístico Chiguirip, simplemente nos vivifica el alma. Disfrutamos de parte de su fiesta.