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Ítala Díaz Rojas, chiguiripana de nacimiento, pertenece a una familia de cantores. Empieza a cantar desde muy niña con su señora madre, doña Rosalinda Rojas Arteaga, la mejor modista de Chiguirip; pues mientras ella cosía, Ítala orlaba y al mismo tiempo entonaba sus canciones.


Ítala, de personalidad carismática, de carácter alegre y juguetón, cantaba a nuestra tierra en todo momento: cuando iba a la chacra a recoger frejoles, a mudar su ganado, a ordeñar, a recoger leña y en todas las tareas propias de Chiguirip querido.

Se muda a Lima en 1954 y continuó cantando con su familia. En la década del 70, concurre junto con su hermana Alicia a Radio “Santa Rosa”, a un programa dirigido por don Eliseo Silva Zamora, y allí cantan a dúo por primera vez “Desprendida de una nube”, llegando a un amplio público radioescucha. Al término de la interpretación, la emisora recibe una llamada del Cusco, solicitando se repita la canción, creyendo al disco ya grabado. Luego, de regreso a casa, por el jirón Trujillo, esperarían a las hermanas el señor Wilfredo Quintana y los hermanos Ávalos, quienes les solicitan y después facilitan la grabación del mencionado tema, el más emblemático entre los yaravíes chotanos, para el sello “Estrella Record”. El reverso del 45 gestó a “El huaychao”; y a partir de ese momento, “Nube Blanca”, nombre del dúo, suena en Lima, Cajamarca, en el Perú y el mundo.

Pronto, Ítala es invitada a Jaén, donde canta con su hermano Elmer. Más tarde, con Susana Campos, graba “Chiguiripana pretenciosa”, otro de los grandes hits de “Nube Blanca” que han marcado historia en la música vernacular norandina. En la década del 80, graban otro 45 en conjunto con la banda típica Amartelados de Chota, denominado “La enojada”. Y todo esto no es sino el inicio de cientos de inolvidables huaynos, marineras y yaravíes que enorgullecen e identifican a Chiguirip, a la provincia de Chota y al Perú entero, tales como: “Al chotano ni la mano”, “Soy chiguiripana… y qué!”, “Préstame tu pañuelo”, “Huanchaco”, “La botella de aguardiente”, “Chiguiripanito”, “Duras cadenas”, “Tormento”, “Vida de mi alma”, “Amor pendiente”, “Cariñito”, “Adiós, no dejes”, “Se me quitó la gana”, “La sirena”, etc.

Ítala es versátil, su canto es fluido, dueña de una sensibilidad exquisita, nunca estudió música ni tuvo ensayos; ella compone, siente y vive sus canciones; Ítala es cantante nata, trae el canto en sus venas. Es una mujer de fe, valiente, luchadora, perseverante y decidida. Ítala es una mujer hecho canción.


Ha compartido escenarios en Cajamarca con Los Errantes de Chuquibamba, con el Indio Mayta. En Trujillo, con el Cholo Berrocal, Pastorita Huaracina, Rómulo Meza. En Chiclayo, con Princesita de Yungay, Luis Abanto Morales. En Jaén, con Anamelba, Marino Morales, Los Tucos de Cajamarca, Los Reales de Cajamarca. En Lima, con Eusebio “Chato” Grados. En otros escenarios, con el Jilguero del Huascarán, los Alegres del Perú, San Antonio de Lajas, Tomás Pacheco, Silverio Urbina, Los Acuntas de Chota, San Tomás de Cutervo, San Juan de Cutervo, Los Rayos de San Miguel, Padre Eterno de Sorochuco, El Galán Sanmarquino, Homero Medina, Los Chalecos de Chota, Ilucán de Cutervo, Anghelí Vega, Aires Sanmiguelinos, Ronderos de Santo Tomás, Irma Bazán (Princesita de Cajamarca), Los Elegantes de Cajamarca, Walter Castañeda, el Cholo Fronterizo, Flor María, Juanita Torres y su conjunto, Dúo Corazón de Cajamarca, Los Nativos de Cajamarca, las Hermanas Vargas, entre otros.

Cabe recordar y tener siempre presente que Ítala Díaz Rojas, “Nube Blanca”, fue la primera artista que hizo conocer la música de Chiguirip, y por ende de Chota, en el Perú, siendo la pionera de todos los grupos folklóricos contemporáneos.

¡Ítala eres grande entre los grandes, como grande es tu voz y el amor a tu tierra!

¡Bravo Ítala, te amamos y estamos contigo!

¡Eres nuestra alegría y orgullo!

Gracias.


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