Llamado de un Montaña del Ayer
El presente artículo es un llamado a la reflexión a la generación presente para que tome conciencia de la realidad actual de nuestra flora y fauna, las cuales paulatina e irremediablemente las estamos perdiendo y condenándolas a la extinción por causa de la ignorancia e irresponsabilidad de nuestros actos. Invocamos a todos los chotanos, apelando a su sensibilidad y cultura, como acto de redención, a trabajar por la preservación y recuperación de nuestra valiosísima biodiversidad.
Al mismo tiempo, rendimos Homenaje a un Montaña del Ayer, amante de su pueblo, de su gente y tradiciones, una de esas personas privilegiadas que ha sido singular testigo del discurrir del siglo XX y el acontecer chotano, un artista que legó a Chota sus más hermosos cantos; nos referimos al maestro Mario Mestanza Villacorta,
quien hace algún tiempo ya nos alertaba sobre la peligrosa situación de nuestra flora y fauna, alerta que no fue escuchada, y que ahora, ante la dramática situación de las mismas, renovamos su eco mediante la publicación en este website de parte de una de sus estampas: “Venado Cutervino”, publicada en el libro “Estampas de Chota del Ayer”, y que citamos textualmente a continuación:
“Geográficamente, la ciudad de Chota y las campiñas que la rodean, se hallan comprendidas en la región Quechua, región geográfica comprendida entre los 2000 y 3000 m.s.n.m., cuya flora está formada por pequeños árboles o arbolillos, como el aliso, el molle, el chichairo, la taya (Caesalpinea tintorea), la higuerilla (Ricimus comunis). Entre las matas propias de esta región están: el chilco (Bacaris ongulata), el chamico (Datura estramonium), la chilifruta, la zarzamora, la uña de gato, la retama, etc. En esta región abundan las yerbas espontáneas: el llantén (Plantago mayo), trébol, el paico (Quenopodium ambrozoides), hierbabuena, malva silvestre, tomate silvestre, el mastuerzo, el ajenjo, el cadillo, el atago, la hipomoea campanilla. Los cultivos propios de esta región son: sauce, melocotón, lúcuma, capulí serrano, yuracsara (mote-mote), la granadilla, el maíz suave, papas, arracachas, rocoto, ajos, cebolla china, frejol, alverjas y muchas verduras y flores, floripondio, carrizo, achira, etc.
En sus valles más bajos se cultiva variedad de cítricos como el naranjo (Citrus aurantium), el limón (Citrus lemon), la cidra (Citrus citrus), la lima (Citrus limeta), la chirimoya (Anona chirimola), la caña de azúcar (Saccharum oficenalis), etc.
La fauna de la región quechua está formada por pequeños mamíferos, entre los cuales es característico un roedor originario del Perú, la vizcacha (Vizcacha luncarum), dos especies de mustélidos muy interesantes, el zorrillo (Mustela mefitica) y el guaiguash (Mustela eleganst). Además las liebres o conejos de monte, venados y zorros. Entre las aves son características muchos pájaros de hermoso plumaje y bello canto como el tordo serrano, el huanchaco o pechi, el canario, el gorrión, la chiroca, el rocotero, el güichupispe, el jilguero, las santarrositas, los papamoscas o torriches, el hornero o chilala, el zorzal o chuquiac, variedad de picaflores, quindes, colibríes o pájaros moscas de bellos colores metálicos, el martín pescador, los choros y otros de menor belleza. Abunda variedad de insectos como las mariposas de hermosos colores y matices, la libélula, saltamontes, miriápodos como el ciempiés, el cardador y otros.
Avanzando hacia las alturas entre la Janca y la Jalca nuestra flora es más abundante formando bosques de cierta extensión como los de Chetilla, Chulit y Olmos, donde abundan el salli o guayo, cuya corteza tiene gran uso en la curtiembre y que merece un estudio especial, el tayanco, añasquero, el matico, el sauco (Zambucus nigrum), variedad de bejucos, entre los que merecen mención el poro-poro por sus frutos muy exquisitos.
Muchas de las plantas de nuestra flora son de uso industrial y/o medicinal, que merecen ser tenidas en cuenta.
En esta región se cultiva especialmente el olluco, la oca, la papa, mashua y maíz. Sería interesante intensificar el cultivo de la quinua.
En los pequeños bosquecillos habita una fauna constituida por venados, liebres, zorros, perdices, palomas, entre las que sobresalen las torcazas o turcas de gran tamaño y de un hermoso cordón en el cuello. Abundan también variedad de pájaros e insectos como mariposas y la avispa de la miel.
Es muy penoso lo sucedido con la fauna y flora de nuestra región. La tala indiscriminada de los árboles y los llamados rozos o quema despiadada de bosques y matorrales, en épocas de retrazo de las lluvias, están alterando peligrosamente la ecología de nuestra provincia, traducida en una ya perceptible disminución de las fuentes de agua y una alteración del período de lluvias y del régimen de los ríos.
Los muchos de los llamados ojos de agua permanecen secos, las lluvias ya no son intensas y los ríos con menor caudal. Como consecuencia de todo esto la fauna local también ha sido herida de muerte. Muchas especies de animales silvestres no sólo se han enrarecido sino que hasta han desaparecido.
Hoy ya no existen aquello que conocimos cuando niños, hermosos bosques de Salli o Guayo en las alturas de Chetilla, Chulit y Lingán, cuya corteza era utilizada en la curtiembre de la llamada suela colorada. Tampoco quedan los bosquecillos de quina o cascarilla de Chalamarca, Palco o de Tambillo. Ya no vemos chilifrutas, muñuños, chichairos, poro-poros, guarguares, yerbasanta, uña de gato, sauces, chilcos y otras matas que formaban pequeños bosquecillos aún muy cerca a la ciudad.
La niñez de hoy ya no ha podido gozar de lo bello que era contemplar las bandadas de tordos, canarios, gorriones, chirocas, güichupispes, jilgueros y otras avecillas que abundaban en la campiña y que invadían nuestros corrales y jardines. ¡Qué hermoso en los paseos campestres contemplar tan cerca de nosotros la cantidad y variedad de colibríes (quindes)! Espectáculo que nos inmoviliza al observar la hermosura de su plumaje de brillos metálicos y con una cola partida en “v”, cuatro o cinco veces más larga que su diminuto cuerpo. Hoy, la mayor parte han desaparecido por la alteración de su hábitat, por la persecución de los niños cuya educación desatendió este aspecto y por la venta indiscriminada de hondas hechas de cámaras y mal uso de insecticidas y pesticidas. Igual suerte han corrido los pequeños mamíferos silvestres: venados, liebres (conejo de monte), vizcachas, zorros, por la caza indiscriminada así como la desaparición de los bosques, albergue y refugio de dichos mamíferos…”