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VIRGEN DE LOS DOLORES DE ANGUÍA

A la muerte del colonizador Niño Ladrón de Guevara, la encomienda de Tacabamba en la que entre otros lugares estaban comprendidos Conchán, Chiguirip y Anguía, fue entregada esta última al capitán español Diego llanos de Escobar, a quien heredó a su viuda doña Ángela Vásquez Sandoval, la que ubicó su Casa Hacienda a la otra banda del actual pueblo y la parcela de esta parte dio a un tal Don Joaquín que la sembraba de cebada. Uno de sus menores hijos fue encargado de cuidar estos cultivos y cierta vez, llevado por la inquietud de una insistente avecilla de colorido plumaje, que parecía pedirle la siguiera, se introdujo en un matorral de poroporos, alisos y zarzales, dándose con la grata sorpresa de que en una pequeña cueva estaba la imagen de una Virgen. Al dar aviso a su padre y habiéndose constatado tal hecho, la noticia se expandió en toda la comarca. Don Joaquín mandó hacer una choza apropiada para proteger a la imagen, lo cual fue el principio de que se construya otras chozas en aquel lugar que hoy es el pueblo de Anguía. Cronológicamente ubicamos este acontecimiento en la segunda mitad del siglo XVII, sin precisar el año.

No se sabía el nombre de la Virgen, por lo que fue llevada hasta Chota, donde el párroco la reconoció como Virgen de los Dolores, por el semblante de su fisonomía y por la ropa y capa que vestía. La hacendada ordenó se construya la capilla y casas aledañas en el mimo sitio del hallazgo.

Lo importante de esta leyenda es que se relaciona con la que narra el origen de las imágenes de las Vírgenes de Chota y Cutervo que juntas a la de Anguía  fueron traídas desde Trujillo por aborígenes de esta región.

Fuente: Revista Informativa Fedipchot-Lamb Nº1 – 2005

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