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Oh! niña venda en blanco 

que ignoras el fatal color de las heridas, 

¿Quién a tu alrededor sus dientes aristados imprime

 fieros formones, caballos de pasos desbocados 

en tus tallos tiernos de leche y azucena? 

 

¡Cuántas teorías de primeros pobladores 

arden de amor en tus ojos neutros! 

Puedes encerrar tus palabras tras la roja compuerta 

de sus templos, pero escucho tu figura y se hunde 

fugaz hasta mis versos.

  

Puedes en mis ojos rasgar sus tercos lirios encendidos, 

pero pesco, sin arpones, tu fragante color de nave nueva. 

Puedes impedir los vados anegando tu ser con deseo inalcanzable 

pero ignoras que danzas al ritmo de un tiempo 

que yo escucho solamente.

  

Y te burlas del cadáver tambaleante que acontece 

lento de agonía y comunión de mis ojos óleos. 

Soy el que algo de ti en mis nervios atesora 

y tú no lo sabes, 

soy el que dobla en mis mediodías tu sombra de silencio 

y tú no lo sabes, 

soy el que urde un ebrio tejado de solos besos 

y tú no lo sabes. 

 

 Tu boca sin orillas esperé como el dolor a las verbenas, 

turgente de piel tu espiga y sus istmos litorales… 

…oh! niña venda en las heridas 

que ignoras el dolor de las costras primeras.

 (Poemario: Itinerario de un silencio)

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