¡Qué alegre la china Flora!
va cantando por la cuesta,
a ratos le “pega” un silbo
a ratos toca el rondín…
¿Qué tendrá la china Flora
inquieta como un chuquiac?
Se ha puesto sombrero nuevo
con cintillos mordoré,
su pañolón azulino,
gargantillas… ¡a cual más!
¡de todas layas… catay!
Ya se asomó por la loma
de Rosaspampa ¡pa’ arriba!
y allá en la misma loma
se ha parau para aguaitar…
pega un silbo y se oye
“aquishito” en la hondonada,
donde tiene su vivienda
el cholo Olega Quintana.
La Flora toca el rondín
pa’que “loiga” el cholo Olega…
ladran leales abajo…
de juro que el cholo Olega
viene a parlar montado
en su piajeno alazán.
Pero el cholo sube lento…
no canta, no toca quena,
de juro que el cholo Olega
ya está enfermo… ¿qué le pasa?
La Flora lo espera alegre
saltando como un chivato,
en la oreja lleva flores:
rojas, azules, amarillas.
¡Parece la china Flora
la reina de la hondonada!
Llega Olega y se desmonta
muy huraño bostezando,
toma a Flora de la mano
con tristeza y cabizbajo
¿Qué le pasa al cholo Olega?
dejó de cantar la Flora,
el rondín cae a la pampa.
¿Qué te pasa cholo Olega?
pregunta Flora llorando…
¿has llegado de la costa
quien sabe enfermo o debiendo?
Olega no dice nada,
se sienta en la pirca grande,
y la soga del alazán
se le escapa de la mano.
¿Ya no me quieres Olega,
a otra china quieres ya?
Dime pronto que mi taita
aguaitando de allá está!
Olega mira muy lejos,
suspira, mira pualláaa…
saca su pañuelo chumbe,
se limpia el sudor y dice:
China Flora, no te enfades,
mejor ya no vengo más,
una negrita me espera
en la Hacienda Cayaltí.
La Flora de un rempujón
Lo tira contra el alazán
¡Indio, perro maldiciau!
Lo insulta como llorar.
¡Anda cholo condenau
en Cayaltí morirás!
Vuelve la Flora a su casa,
ya no canta, ya no silba,
su vida dejó en la loma.
Llega a su casa y su taita
le grita muy enojado:
¡Catay china condenada
te vas a aguaitar “pua’rriba”
y aquí las güishas balando
por salir breve a la jalca!
La china muy calladita
entra a su choza pensando;
con otra mudana sale,
con mudana de pastora
y con rueca a la cintura
hila que hila soñando
va despacio con sus güishas.
Y en la puna solitaria,
llora fuerte… grita más…
¡Anda Olega maldiciau!
¡Tal vez el Goyo Colunche
ya no “seiga” como vos!
La Flora ya muy cansada
se tira sobre las pajas,
teniendo por compañeros
los liclijes y cargachas.
Sigue roncando la Flora
y de jurito en su ronque
ya no sueña con Olega
sino en Goyo Colunche.
De estas floras en el mundo
se encuentran a cada paso,
que dicen pa’ sus adentros:
Cuando una vela se apaga,
la otra si no se enciende
al minos sigue humeando.
: Mario Díaz Zobrado
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