COMBATE DE HUAMBOS
«Cuando Becerra se encontraba en Huambos, una madrugada fue sorprendido por una comisión de 20 hombres al mando de don Esteban Acevedo, enviada por el general Iglesias, los que sitiaron la casa donde se encontraba Becerra durmiendo. El día anterior había llegado su cuñado, don Miguel Vílchez, con quien se dijo iba a emprender un viaje a la costa por asuntos de negocios; por este motivo Becerra se encontraba con su cuñado. Al aclarar el día los de la comisión golpearon la puerta y le pidieron rendición; a esto Becerra contestó: ¡NO ME RINDO, Y ENTRE EL QUE PUEDA!, quedando los de la comisión paralizados (conociendo la fama de Becerra), esperando que al fin Becerra se doblegara.
Los huambinos partidarios de Becerra que se habían enterado del incidente, se dirigieron debidamente armados a la huerta inmediata a la casa donde estaba él, denominada Tunacirca, avisándole a Becerra por intermedio de una señora llamada Cruz Olano la que hizo su ingreso a la casa sitiada fingiendo ser ama del menor hijo de Becerra para atenderlo; lo que fue aceptado por los sitiadores, ya que llevaba debajo del brazo algunos pañales. Becerra aconsejó a la señora Olano que saliera nuevamente con una taza para traer remedio, dejando la puerta un poco abierta. Esteban Acevedo, jefe de la comisión, que se encontraba paseándose en la vereda, tuvo el descuido de pararse en la puerta mirando hacia adentro, ocasión que aprovecharon los sitiados para dispararle un balazo que le atravesó del pecho a la espalda. Los miembros de la comisión al ver caer a su jefe, trataron de huir inmediatamente, pero al mismo tiempo salieron los Becerristas de la huerta vecina disparando sus armas y vivando a Becerra, quien salió de la casa junto con su cuñado gritando ¡Viva Huambos! y de inmediato persiguieron a tiros a los de la comisión, que al ver la decisión de los Becerristas, escaparon en diferentes direcciones. En esta acción cayeron muertos los chotanos Segundo Pérez y Pablo Gavidia; a Esteban Acevedo lo mandó recoger la señora Juliana Villalobos con la misma gente de Becerra y le proporcionó los cuidados necesarios hasta que poco a poco se recuperó. Acevedo en agradecimiento, en adelante la trataba de «Mamá Juliana» y a su hijo Ezequiel de hermano, tratamiento que le dio hasta su muerte; quedando también muy agradecido de los huambinos que, pudiendo victimarlo le ayudaron a sanar pronto.
El general Iglesias al conocer los hechos ordenó que desde Chota viajara con dirección a Huambos el coronel Manuel Antonio Sánchez al mando de trescientos hombres a combatir a Becerra hasta derrotarlo. Becerra fue avisado y resolvió esperarlo y enfrentarlo, construyendo trincheras con su gente a la entrada de la ciudad en los lugares denominados Portachuelo y la Ermita.
Manuel Antonio Sánchez dispuso que su gente atacara en dos direcciones. Una fuerza atacó por el Portachuelo, ingresando por «La Loma» y la otra por «La Ermita». El combate duró tres horas. Los atacantes incendiaron las casas de La Loma y dirigieron sus disparos nutridos contra los Becerristas quienes, al ver que los enemigos eran superiores en número y estaban bien armados, emprendieron la retirada, protegiendo siempre a su jefe. La lealtad de su gente, el valor y decisión con que combatieron, así como la acción vandálica de la gente de Manuel Antonio Sánchez, fue descrita por el propio Becerra en los siguientes versos:
EL COMBATE DE HUAMBOS
Por el coronel Manuel J. Becerra
Las falanjes destructoras
de Judas y de Caín
tomaron Huambos al fin
de un combate de tres horas.
Más de 300 bandidos
la población invadieron
y sólo la defendieron
sesenta hombres decididos.
Cuando el último cartucho
se quemó en «El Portachuelo»
«La Ermita» sostuvo el duelo
como el guerrero más ducho.
Con unión y calma estoicas
por entre enemigas filas
se retiraron tranquilas
nuestras columnas heroicas.
I ninguno de estos bravos
quedó en el campo tendido
y ni siquiera fue herido
de Iglesias por sus esclavos.
Treinta muertos son empero
de los peruanos-chilenos
son treinta traidores menos
y treinta más al hueseros.
Saqueo, incendio y orgía
un anciano flagelado
y otro más asesinado
fueron su victoria impía.
Tal es la valiente hazaña
de estos vándalos del Norte
¿y habrá pueblo que soporte
por más tiempo tanta hazaña?
Huambos ha sido el ejemplo
de pueblos libres y fuertes
y sabrá arrastrar mil muertos
de patriotismo en el templo.
Cesen para siempre cesen
el robo, el asesinato,
el incendio, el desbarato
de los pueblos que padecen.
Cesen las persecuciones
de honorables individuos
por bandas de forajidos
con nombre de comisiones.
Basta de cupos y de multas
de cárceles, de prisiones
y de tantas vejaciones
reprueban las almas cultas.
A las armas, defensores
de la Patria verdaderos,
mueran tantos bandoleros
mueran los viles traidores.
Durante este lapso, se encontraba en Chota el Ejército del Norte al mando del general Iglesias y estaba conformado por los siguientes elementos:
Estado Mayor General
Jefe: coronel Lorenzo Iglesias
Sub jefe: coronel José Silva Santisteban
CUERPOS
Columna Naval o Artillería 2 compañías
Batallón Trujillo Nº 1 4 compañías
Batallón Callao Nº 2 4 compañías
Columna Libres de Trujillo Nº 11 2 compañías
Columna de honor Oficiales subalternos.
Estas fuerzas fueron las que develaron el movimiento capitaneado por Puga y Becerra y las que se dirigieron a San Pablo a combatir a los chilenos. En la Batalla de San Pablo y el incendio de Chota, Becerra no estuvo presente, ya que se encontraba hostigando a los chilenos en la zona de Lambayeque, lo cual hasta los chilenos lo reconocen y fue un motivo para el incendio de Chota
[1] Combatió junto a Becerra en la toma de Chiclayo, contra los chilenos el 2 de agosto de 1882
[2] Diputado equivalía a representante de Paccha.
[3] Julio C. Guerrero; «La Guerra de las Ocasiones Perdidas» pág. 50-51.
![]()