Saltar a contenido principal

 

 

 

 

LA ETICA DE SCHOPENHAUER

 

PRIMERA PARTE

 

ANTECEDENTES

 

Concepto del Romanticismo. No se puede juzgar sobre el mérito de una obra, sea esta artística, política o filosófica, sino en función del medio y de la época. En Filosofía, como en Arte, el valor de las obras se encuentra en una relación muy estrecha con el momento. Esa relación puede presentarse generalmente bajo dos formas: como adaptación o como reacción. La obra de Arturo Schopenhauer se presenta como una reacción formal, contra el ambiente filosófico de su tiempo, pero en el fondo, en lo fundamental, coincide con su época.

 

Corresponde esta obra a la etapa que los historiadores de la Filosofía llaman el Romanticismo. Pero, ¿cuáles son las características de esa etapa? Eso es lo que vamos a examinar brevemente. Se ha creído y se sigue creyendo que el Romanticismo es un sentimiento o manifestación propia de cierta época o de cierto pueblo. También se ha creído que el Romanticismo afecta solo al arte: nada es más erróneo. Lo Romántico ha existido siempre, con mayor o menor intensidad.

 

Sieller en una obrita que titula "El Romanticismo" expone las diversas formas bajo las cuales se presenta esta tendencia, llegando a la conclusión de que en el fondo y substancialmente es el mismo a través de todas sus expresiones.

 

Analicemos someramente la explicación de Sieller sobre el Romanticismo: Existe una etapa romántica de forma especial en la cultura griega, que Sieller llama la pasión moralizadora; otra forma o aspecto del Romanticismo, se presenta en la concepción galante y novelesca de la vida, muy acentuada en la Edad Media, el naturalismo de Rousseau, especie de embriaguez de la naturaleza, constituiría una nueva forma, el Romanticismo pasional se nos presentaría como una nueva variedad, otro aspecto de esta inclinación se puede observar en el arte y apreciación de la belleza; por último, tendríamos el romanticismo de la raza y de los movimientos democráticos y sociales. Pero, afirma el autor, todos estos aspectos se refieren únicamente a la forma, a la manifestación exterior, formando como las variantes de algo esencial que se encuentra más allá; ese algo esencial es el "sentimiento  de predominio" que tiene el hombre, ab initio; sentimiento que trata de afirmarse en cualquier sentido. Además, lo romántico tiene también puntos de contacto con el misticismo.

 

Dentro de esta concepción del romanticismo puede considerarse incluida, junto con la forma política y revolucionaria de nuestro tiempo el fenómeno estético del Einfühlung. En efecto, ¿qué viene a ser el Einfühlung? La fusión del yo con el objeto estético; el traslado de la vida objetiva a la subjetiva y viceversa; una compenetración vital subjetivo-objetiva: luego una especie de superación intuitiva para comprender la belleza; en suma un fenómeno romántico. Sobre las otras corrientes del romanticismo contemporáneo la literatura es muy vasta y no cabe su estudio a la índole de nuestro trabajo.

 

Sobre el concepto desarrollado en las anteriores consideraciones sobre el romanticismo podemos colocar, aún, las apreciaciones de otros pensadores y críticos de la filosofía, con el objeto de comprender mejor el contenido esencial de las manifestaciones románticas.

 

Para Hoffding, en la formación del romanticismo post-kantiano han influido las siguientes circunstancias: la filosofía de Kant, la Revolución Francesa, la poesía exaltada de Goethe y de Schiller, el estudio de la naturaleza y hasta el sistema filosófico de Spinoza, aparte de otras influencias. Citemos sus propias palabras:

 

"Lo que la filosofía romántica se propone, a decir verdad, es crear una forma sistemática de todo lo que había en la teoría del conocimiento y en la ética de Kant, en las ideas estéticas de Schiller, en las poesías de Goethe, en las ideas históricas de Herder y en la fiebre del espíritu religioso de Hamman.

 

"Los Grandes Pensadores" de Eucken contiene esta idea: "El romanticismo es difícil de tratar porque puede entenderse este nombre en un sentido más o menos amplio y porque sus diversos matices andan confundidos". (pág. 526), y entre las cualidades o caracteres propios de lo romántico asigna: fuerte excitación del sujeto; desborde de interioridad; subjetivismo pro  fundo unido al arte y una lucha por lo irrealizable.

 

"Los románticos, dice, se han creído los iniciadores de una nueva época; han hecho reconocer plenamente las particularidades de la misma y han aportado un concepto de cultura con un sentido nuevo en Alemania. La expresión "cultura" se empezó a emplear por ellos para designar todo un estado espiritual". "Los Grandes Pensadores" (pág. 531). Sentimentalistas y voluntaristas, en mayor grado que intelectualistas, los románticos atacaron y combatieron con tenacidad la época de las luces, época del raciocinio frío, del cálculo y del predominio de la reflexión. Por lo demás, espíritus soñadores, estimularon la elaboración interior de su personalidad a través de la experiencia vivida y revivida. Sin embargo, afirma Eucken, siguiendo este proceso, "la vida se artificializa y se evapora, al volver siempre sobre si misma, pierde su inocencia y fácilmente también su veracidad". (Idem. pág. 531). Pero antes de llegar esta artificialidad este ensanchamiento subjetivo es fecundo, porque gracias a él se desarrollan la libertad, la fantasía y el sentimiento; "esa fantasía que rompe todo lazo y todo límite; que quiere huir a toda costa de la prosaica vida diaria y pugna por salir del medio ambiente, dirigiéndose hacia lo lejano y extraño, hacia un nuevo reino, lleno de milagros y encantamientos" (Idem. pág. 532).

 

Dejando de lado la importancia que tiene la vida consciente deliberada y estudiada, el romanticismo da la preferencia al aspecto inconsciente de la vida psíquica, valorizando en alto grada las manifestaciones espontáneas que nacen al calor de la imprevisión y del entusiasmo, aun cuando esta tendencia a lo maravilloso degenera en formas enfermizas de la personalidad.

 

En concepto de los románticos, el hombre no debe preocuparse de conocer y dominar las fuerzas y las corrientes de la vida, sino sentirlas y someterse a ellas para seguir su corriente, arrancándole el máximum de emotividad.

 

Vorlander llama al romanticismo la filosofía de la fe y afirma, como los anteriores, que es una filosofía asentada en el dominio del sentimiento sobre la razón, desarrollándose de un modo análogo al movimiento iniciado en Francia por Rousseau.

 

Para Shwegler los románticos han hecho del yo empírico, individual, lo absoluto y exclusivamente justificado.

 

Ahora que hemos escuchado la voz de los que, con razón, se hallan más autorizados para juzgar cuestiones filosóficas, agregaremos a lo anteriormente dicho, nuestras propias consideraciones: En la vida individual, juzgándola en su conjunto, observamos que se presentan dos etapas: una que está llena de emotividad, de entusiasmo, de acción y de amor desinteresado por la naturaleza y por lo bello, etapa que corresponde a la juventud. La otra, que es reflexiva, sistemática, racionalista y discriminativa que corresponde a la madurez. La primera es una ilusión continua e inquieta, mezclada a veces de una sumersión en lo infinito; la segunda es un examen y escogimiento, en que se busca, sobre todo, la claridad.

 

De igual manera, en la evolución de los pueblos, se observa una etapa de juventud y una etapa de maduración. Las manifestaciones románticas coinciden, con la etapa de la juventud, en la evolución de los pueblos, como en la vida de los individuos; en los pueblos aquella etapa se llama cultura. La segunda parte de la evolución corresponde a la civilización, época de madurez y de estancamiento.

 

De las consideraciones anteriores deducimos que el romanticismo ha vivido y sigue viviendo siempre. De allí que encontremos manifestaciones románticas en la India, como en la Grecia, en la Roma del Cristianismo y hasta en nuestros días. Refiriéndonos a Grecia, el culto de Dionisios es un aspecto romántico de la cultura griega. El Romanticismo, pues, es una forma de vida, una tendencia, una inclinación; y esta inclinación parece mucho más acentuada en los pueblos de Oriente.

 

El romanticismo filosófico del siglo XIX empieza a partir de Kant. El racionalismo del siglo XVIII, había dicho ya su última palabra en las especulaciones filosóficas de Descartes y de Leibnitz. Kant imprime una nueva dirección a esta corriente, estableciendo el criticismo que produce una verdadera revolución en el método seguido hasta entonces. Dogmatismo trascendente y racionalismo quedan, así, relegados frente a la novedad y fecundidad del criticismo. Desaparecen las verdades eternas y los absolutos trascendentes en el campo de la Filosofía y surge la crítica, es decir, el examen. ¿Qué es aquello que puede conocer la razón y cómo puede conocerlo? He allí el nuevo problema planteado a la Filosofía y cuya respuesta es en resumen la siguiente: La razón tiene un límite de conocimiento, límite que está determinado por los medios que le sirven para conocer. Conocemos las cosas de manera condicionada y relativa, de acuerdo con los alcances de nuestros sentidos y de nuestra razón; esas cosas son conocidas, pues, como fenómenos, es decir, bajo formas aparenciales, ajustadas a nuestros medios cognoscitivos; dichos fenómenos no vienen a ser sino las manifestaciones de algo más sólido y sustancial que Kant denomina la cosa en sí. El conocimiento no puede alcanzar a la cosa en sí, porque el conocimiento es una relación condicionada y la cosa en si no puede someterse a ninguna relación. De tal manera que de la naturaleza y del mundo no conocemos sino sus fenómenos; pero sin poder llegar, a la cosa en si, es decir, al noúmeno. El noúmeno permanece inaccesible y sólo se puede representar por una X en la ecuación del conocimiento, sin que nos sea permitido llegar a encontrar su valor.

 

El problema epistemológico de Kant da una gran importancia al valor subjetivo, haciendo de él el centro de la filosofía; pero al mismo tiempo sienta que más allá de las cosas, por encima de los fenómenos, hay algo cuya existencia no nos es dado conocer, debido a la relatividad de nuestros medios de conocimiento; ese algo es el noúmeno.

 

De aquí nacen los caracteres de la especulación filosófica pos kantiana: de una parte la valoración excesiva del sujeto, del yo; de otra, la pasión para encontrar el valor de aquella X del sistema de Kant. Estos caracteres o condiciones se cristalizan luego en el movimiento filosófico posterior a Kant y que se conoce, también, con el nombre de romanticismo.

 

Muchas son las figuras que corresponden a este período de la filosofía; pero para dar una idea del estado en que se encontraba esta rama del conocimiento examinaremos ligeramente las ideas filosóficas de los pensadores más destacados, que por lo demás sintetizan y contienen a los otros. Nos concretaremos pues, a un, examen de las ideas de Fichte, Scheling, Hegel y Schleiermacher, antes de estudiar la personalidad y la obra de Arturo Schopenhauer.

 

Juan Gotelieb Fichte. Se reclamaba discípulo de Kant y especuló sobre todo en  el terreno de la Moral. En su Filosofía sienta la supremacía del yo que viene a ser algo así como la cosa en si de Kant. El yo es la base y el principio de toda transformación, nada hay en el que no sea el resultado de su propia actividad. Sin embargo, llega a afirmar Fichte que en el yo pueden existir cosas que no sean creaciones de la conciencia, cuando dice, por ejemplo "el yo tiene objetos que no ha creado el mismo". No podemos comprender a que se debe esta contradicción, quizá obedece a la diferente acepción que el filosofo da a la palabra yo. De otro modo, si todo lo que existe en el yo es el resultado de su propia actividad, no se puede concebir que existan en él cosas que la conciencia no ha creado. Es que el filósofo considera un yo universal, cósmico, y un yo particular, empírico. Por eso afirma que en la conciencia (manifestación del yo empírico) tiene que existir el yo puro, infinito.

 

Fichte es, pues, dentro de la filosofía romántica, un exaltado del yo. Para él todo yo y no yo se da en el yo. El yo no existe sino en relación con el no yo. Sin embargo, el hombre no tiene conciencia inmediata de su voluntad ni de su actividad, sino en virtud de la reflexión y de la abstracción, y este trabajo requiere la presencia de una intuición y no solo de un concepto. Para llegar al fondo de nosotros mismos tenemos que poseer una capacidad intuitiva.

 

Ya hemos dicho que la orientación dominante de la Filosofía de Fichte es su orientación ética, perfectamente adaptada a la de Kant, en virtud de la cual la conducta humana debe estar regida por el imperativo categórico, cuyo origen es de carácter apriorístico en la conciencia del hombre. En la moral fichtiana encontramos estas apreciaciones sobre la libertad "La tendencia y la actividad originales se presentan como inclinación natural y aspiran al poder. El goce nos hace depender de los objetos". Pero, en virtud de lo infinito de esa tendencia pueden formarse, mediante la reflexión, otras posibilidades, fuera de las cosas y de los goces inmediatamente dados. De este poder escogitivo que tiene la conciencia, mediante la reflexión, nace la libertad, que en el fondo es una, (cósmica), a través de la inclinación natural, de la reflexión y de la liberad empírica.

 

Encontramos, asimismo, en su filosofía ética una ley general para la conducta humana, enunciada así: cada acción particular debe entrar en una serie que nos lleve a la libertad espiritual plena e integra (deseo de algo lejano y mejor). En la conducta de los hombres, cuando las inclinaciones naturales son iguales a las inclinaciones por la libertad, nace el respeto de si mismo. La única que puede dar su veredicto sobre estas inclinaciones es la conciencia. De aquí resulta que el primer precepto de la ley de esta moral es obrar según la conciencia del deber.

 

Toda acción del hombre para ser propia y libre debe estar de acuerdo con toda concepción posible emanada del sujeto y no solo con su concepción del momento. Si una acción es motivada solo por una consideración momentánea, pudiera ser que dicha acción no este de acuerdo con la naturaleza intima del sujeto. Por esta razón, la conciencia, para dirigir bien los actos de la conducta humana, debe procurar conocer, sin conocimiento no hay virtud, pues el mal resulta de la ignorancia, que no viene a ser sino el resultado de la pereza de la conciencia. En esta idea que identifica la virtud con el conocimiento, Fichte se parece a Sócrates.

 

Sin embargó, el discípulo de Kant concibe además un instinto espiritual primitivo, que él llama el genio de la virtud.

 

Dentro de esta misma filosofía encontramos también interesantes estudios sobre la Iglesia y el Estado, en los cuales confiere una gran importancia al símbolo. Dentro de las concepciones religiosas y políticas, todo tiene el valor de un símbolo, (inclusive Dios), y todos estos símbolos tienen carácter provisional, el Estado es también un símbolo. El Estado se funda sobre la base de que todos deben restringir su libertad frente a las libertades de los demás. Cuando en un Estado se exige el respeto a la propiedad, esa propiedad debe existir para todos; mejor dicho, si no se cuida de que todos posean una propiedad, no se puede exigir el respeto por ella. Cada cual debe poder vivir de su trabajo y no debe haber en un Estado ni miserables ni ociosos. De esta manera Fichte aparece como un precursor del socialismo de Estado sostenido por las corrientes sociales  de la izquierda, en su “Derecho Natural” y su “Moral".

 

La filosofía de Fichte se presenta como un puente entre el sistema filosófico de Kant y la corriente romántica; su autor mismo la presenta como un idealismo trascendental.

 

Ningún filósofo quizá ha tenido una vida ni una actividad consecuente con su doctrina, como Fichte, consecuencia que lo llevó hasta la renuncia de su cátedra, como resultado de ciertos rozamientos habidos con el Emperador. Desde este punto de vista, se nos presenta como un verdadero maestro, en el campo de la filosofía, y su influencia en la especulación de Hegel, ScheIling y Schopenhauer fue muy notable.

 

Jorge Guillermo Hegel. En el sistema filosófico de Hegel encontramos en primer lugar, una “Fenomenología del Espíritu" que no viene a ser sino una teoría del conocimiento, en virtud de la cual, la conciencia o espíritu, conociéndose a sí mismo y partiendo de la oposición inmediata entre él y el objeto, llega hasta el saber absoluto. "Este camino pasa por todas las formas de relación entre esa conciencia y el objeto y tiene por resultado el concepto de Ciencia". La cúspide a la cual se llega mediante la fenomenología del espíritu constituye el saber absoluto mismo.

 

Este saber absoluto se divide en Lógica, o ciencia de la idea absoluta realizándose y conociéndose así misma; Filosofía de la Naturaleza, o Ciencia de la Idea en su ser fuera de sí; Filosofía del Espíritu, o Ciencia de la Idea en su ser para sí. Esta última parte de su sistema, comprende a su vez las siguientes ciencias: 1° del espíritu subjetivo (Psicología); 2° del espíritu objetivo (Filosofía del Derecho, Ética y Filosofía de la Historia); 3° del espíritu absoluto (Estética, Religión e Historia de la Filosofía).

 

Lo más importante de la especulación hegeliana, por la novedad que tuvo en el campo de la Filosofía, fue la Lógica; y por sus consecuencias políticas y sociales, la Filosofía de la Historia.

 

La Lógica para Hegel no es una comparación fría de conceptos vacíos, a la manera de la Lógica formal aristotélica porque el concepto frío y seco, desprovisto de contenido y fuera del objeto no existe; el concepto existe como contenido viviente, móvil; el concepto está siempre lleno de un contenido objetivo y por eso existe, de la misma manera que el objeto mismo es una idea, un pensamiento; desde luego no puede haber una lógica de conceptos vacíos o de pensamientos secos abstraídos y estáticos; toda lógica tiene que ser objetiva, vital y móvil porque todo pensamiento es un contenido objetivo, y viceversa.

 

En su Filosofía de la Historia, Hegel sienta el principio de que el progreso de la humanidad es creciente. Dicho progreso se efectúa porque cada posición histórica provoca una situación, que contraponiéndose a la primera, da por resultado el avance hacia una posición superior. De este modo, el espíritu de la humanidad está animado de un impulso hacia la superación, que es su ideal. En concepto de Hegel ese ideal está en el establecimiento de la monarquía constitucional, en la cual la Humanidad consigue la realización de su máxima libertad histórica; desde este punto de vista, Hegel se muestra como un filósofo reaccionario. Sin embargo, como había sostenido igualmente, que el progreso de las sociedades políticas era creciente, y que la libertad al hacerse a sí misma exigía una perpetua evolución, abrió por este lado el camino a la formación de nuevas doctrinas sobre el concepto del Estado y la transformación de las colectividades humanas. En efecto, todo el movimiento político y social, que propiciaron Lassalle, Marx y Engels, tuvo su punto de partida en la Filosofía de la Historia de Hegel.

 

Sin, embargo, para Marx, no es la idea la que determina el ser económico, sino el ser económico, es el que determina la idea. De aquí que la doctrina marxista, en vez de sostener un idealismo trascendental, como Hegel, sienta un "materialismo histórico", es decir, una evolución del materialismo a través del tiempo. Los movimientos políticos de la izquierda encuentran en Hegel un precursor. Así Federico Engels, colaborador de Carlos Marx y redactor del Manifiesto Comunista, declara textualmente: "Hegel continúa viviendo en el partido Obrero Alemán, que se siente orgulloso de tener semejante antepasado. Pero por otra parte, los conceptos conservadores de esta especulación fueron también fecundos. De allí brotaron las dos corrientes político-sociales, que se conocen con las denominaciones de Derecha e Izquierda hegeliana. Nietzche sucesor de Hegel pertenece a la derecha. Spengler, es discípulo de Nietzche y Hitler un ejecutor de las ideas de Spengler.

 

El nazismo, pues, es una consecuencia de la filosofía de Hegel, a través de la idea del Superhombre de Nietzche y de la doctrina sobre la supremacía de la raza aria, doctrina sostenida por Spengler, discípulo en gran parte de Federico Nietzche.

 

En el desarrollo de todo su sistema Hegel emplea el método dialéctico, según el cual los fenómenos de la Historia, se dan como posiciones o como momentos, que Hegel llama "tesis"; frente a estas posiciones o realidades, surgen otras que son las "antítesis", y de las mutuas relaciones de unas con otras surgen las "síntesis", que a su vez llegan a convertirse en "tesis" y así sucesivamente.

 

Federico Guillermo ScheIling. Contemporáneo de Hegel, desarrolló un curioso sistema de la identidad. Poderosamente influenciado por Bruno, Fichte, Spinoza y Hegel y poseyendo una personalidad muy rica, ScheIling especuló sobre todos los problemas que se encontraban en boga en aquella época.

 

Este filósofo era, sobre todo, un romántico de la naturaleza pero sus ideas filosóficas sobre el arte son también notables y tuvieron una poderosa influencia.

 

De su Filosofía de la Naturaleza se desprenden las siguientes consideraciones: Naturaleza es un sistema de acciones irracionales, inconscientes, cuyo fin último y supremo consiste en la realización del yo consciente y de la voluntad perfecta. De este modo la, naturaleza está llena de vida, de espíritu, que se eleva de lo inconsciente a lo consciente, sin que en ella exista nada totalmente muerto, ni desprovisto de espíritu; por eso, la naturaleza es cognoscible. Por otro lado, en ella no hay oposiciones bruscas e irreductibles, sino que su unidad intima atraviesa una serie de formas cada vez más perfectas. De aquí se desprende el concepto de evolución de ScheIling, evolución que no debe ser considerada corno un proceso temporal. La Naturaleza es pues, un espíritu que tiene vida y se transforma, adquiriendo cada vez nuevas formas, lo que no tiene vida, lo inerte, lo muerto, no es sino una naturaleza dormida o anquilosada, pero efectivamente muerta. Esta concepción de la naturaleza es lo que se llama identidad de la naturaleza y el espirito, que no permite establecer diferencias radicales entre el reino orgánico y el reino inorgánico, porque la fuerza vital que se atribuye al reino orgánico no es exclusivo de este, sino que afecta también a lo inorgánico.

 

Por ser idéntica, o estar identificada con el espíritu, la naturaleza está llena de belleza y de poesía; presentándose como una obra de arte realizada por Dios.

 

El concepto de la Naturaleza tiene la originalidad de presentarse, en la Filosofía de ScheIling, en oposición a los sistemas mecánico-matemático, que alcanzaron su mayor desarrollo en la época de Descartes y de la Ilustración.

 

La influencia de Fichte se hace muy visible en esta teoría  schellingiana de la Naturaleza, si se tiene en cuenta que Fichte, había sentado ya la siguiente afirmación: La Naturaleza sirve a un fin, que es la acción moral de los hombres. En efecto, ScheIling trata de demostrar esa afirmación, dando un rodeo a través de la libertad: la acción moral no puede ser un fin inmediato de la Naturaleza, puesto que no puede ser un producto natural; hace posible la inteligencia consciente, o sea la libertad, mediante la cual la naturaleza puede ser un fin mediato para la moralidad. De este modo la doctrina de la Naturaleza de ScheIling es el núcleo de donde parten su concepto de la Ética y su concepto de la estética. También se enlaza con ella la Filosofía de la Religión y la Filosofía de la Historia. Todo se resuelve, para ScheIling, por y dentro de la Naturaleza, que es lo más grande y soberano que existe. ScheIling se embriaga en la contemplación de la vida que palpita en el cosmos, por eso es el típico representante de la Filosofía de la Naturaleza, si se puede tomar en este caso la palabra filosofía en un sentido místico y dogmático.

 

Este filósofo es uno de los representantes del romanticismo optimista del siglo XIX, presentándose, en este sentido, como un discípulo de Leibniz.

 

Hemos dicho que la filosofía del Arte, dentro de la especulación schellingiana, tenía también, marcada importancia. Examinemos ligeramente esta teoría: La belleza se muestra por una fuerza irresistible, inconsciente y al mismo tiempo reflexiva, y consciente, que tiene su asiento en el genio del artista y que es impulsada como por un poder demoníaco. La obra de arte viene a ser la expresión de una idea, en la cual se funde lo teórico y lo práctico; en ella el yo absoluto llega a la conciencia de sí mismo. Pero aquella fuerza que produce la obra de arte no es ni superior ni diferente de la Naturaleza, sino que es la Naturaleza misma que quiere hacerse visible a través de un genio. La Naturaleza misma es la mejor obra de arte cuyo artífice es Dios. Toda obra de arte es la expresión de lo infinito en lo finito y por eso la idea está siempre presente en ella.

 

La Estética de ScheIling está unida, como se ve, a la Metafísica, a lo infinito e inexperiencial y ha ejercido una poderosa influencia en el movimiento romántico y en la estética alemana.

 

 

 

Federico Daniel Schleiermacher. Contemporáneo de Hegel, ScheIling y Schopenhauer, este pensador se dedicó a explicar el sentimiento religioso. En su concepto la filosofía nada tiene que ver con Dios; Dios es incognoscible porque lleva, en si la coexistencia de los contrarios, mientras que el entendimiento humano tiene por objeto escindir y separar contrarios. Lo único que se puede explicar mediante la Filosofía es el sentimiento religioso. La Religión, que no es sino la posibilidad de experimentar aquel sentimiento, no puede ser conocida por los medios comunes de la inteligencia ni por medio de la voluntad; pues tanto el entendimiento como la voluntad son facultades recortadas. Al sentimiento religioso solo se puede llegar por la afectividad, que es una facultad integral y esencial. En el sentimiento religioso el hombre se siente a la vez sumergido y dependiente de algo, que considera como la esencia y el origen de la vida; ese algo, por medio de la reflexión se convierte en un concepto, que es el concepto de Dios.

 

La Religión que tiene por base el sentimiento religioso no es lo mismo que la religión natural, ni la Religión fundada en la razón; sino que es la verdadera Religión, la Religión positiva, que, tiene existencia por sí, porque es fundamentalmente una vida. Esta religión tampoco puede estar refundida en la Moral, como, en la filosofía de Kant, sino que es completamente diferente.

 

Schleiermacher rechaza igualmente el concepto de la religión revelada y el valor real de la mitología y los dogmas. Toda experiencia religiosa es expresada por el hombre mediante ciertas figuras simbólicas y ciertas imágenes. Pero no se deben dar a estos símbolos o imágenes el carácter de realidad. Los dogmas que no pueden ser referidos a sentimientos religiosos, sino que nacen de una elaboración intelectual, solamente, deben, ser rechazados. Tal es lo que ocurre con el dogma de la personalidad de Dios, la creación, la inmortalidad individual, y otros. Los milagros no son sino acontecimientos que despiertan la atención y la valoración de las personas piadosas. Por lo demás todos los acontecimientos están condicionados por las leyes de la naturaleza, lo cual es compatible con su dependencia de Dios. El fundamento de las doctrinas religiosas esta en que en ellas los hombres pueden encontrar expresiones o actitudes de acuerdo con sus propias experiencias. Sin embargo se presentan diferencias en la vivencia del sentimiento religioso fundamental. El grado más elevado de estas vivencias se presenta en los genios religiosos: hombres capaces de sentir con gran profundidad el sentimiento religioso y de imprimir un movimiento eficaz en la religiosidad de los demás hombres.

 

En esta filosofía del sentimiento religioso Schleiermacher experimentó cierto cambio. Así mientras en un principio desconoce la validez del formalismo de la Iglesia y la validez de las Escrituras: después se aproximó al formalismo de la religión cristiana y a su base histórica, llegando a fundar una "Teología de la Experiencia” para justificar la validez de ciertos dogmas. Sin embargo, esta transformación en el pensamiento y en la dirección de la filosofía de un pensador no es propia solo de Schleiermacher, sino de muchos pensadores, ScheIling, Hegel, y hasta Kant han experimentado esa transformación, a veces contradictoria, en la elaboración de sus sistemas

 

El valor y el nuevo contenido que este filósofo da al sentimiento religioso tuvieron una gran influencia sobre todo en la rama protestante del Cristianismo.

 

Loading

Páginas: 1 2 3 4 5 6 7 8

Comentarios