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SEGUNDA PARTE

 

 

 

 

Arturo Schopenhauer. Su personalidad.- Dentro del ambiente filosófico estudiado anteriormente y enriquecido por otros pensadores; como Jacobi, de Fries, Herbart y otros, aparece la figura de Arturo Schopenhauer.

 

Antes de penetrar en el estudio de sus concepciones filosóficas, estudiaremos los puntos más salientes de su vida y sus condiciones temperamentales.

 

Arturo Schopenhauer nació en 1788 en Dantzik. Era hijo de un rico comerciante y de una célebre novelista. Por las cartas, relatos e informaciones sobre su vida se sabe que desde su adolescencia tenía un carácter irritable y excéntrico. Es un personaje paradójico y contradictorio. De, aquí que para comprenderlo precisa tener en cuenta el doble aspecto de su personalidad. En efecto, temperamentalmente, es un individuo excéntrico, misántropo, lipe maniático; pero intelectualmente, como filósofo, es capaz de vivir el dolor ajeno, como si fuera propio. Presentase, pues, como un caso claro de psicomaquia. Este personaje es capaz de afirmar por una parte que después de haber conocido bien a los hombres y a los perros, prefiere la amistad de los últimos; pero por otra parte admite que el espíritu humano es uno e idéntico en todos los hombres. Poseía una imaginación viva y una penetración singular en cuestiones de filosofía, por la que sentía una marcada inclinación. Su carácter irónico, escéptico y misántropo, le acarrearon muchos disgustos desde su juventud, en el seno mismo de la familia.

 

Una de las características de la vida de Schopenhauer fue el rencor que sentía por los profesores de filosofía y muy especialmente contra Fichte, ScheIling y Hegel. Este rencor tenía muchas causas, que podemos agruparlas en dos clases: unas que podríamos llamar personales y que se relacionan con el temperamento, y otras, que se relacionan con los principios sustentados por él, o razones de carácter intelectual.

 

Entre las primeras tenemos en primer lugar su temperamento, que como hemos dicho era el de un hombre orgulloso, irritable y perspicaz, con una penetración marcada para comprender el dolor propio y ajeno. De aquí que nuestro filósofo, desde su juventud, se hubo trazado a sí mismo una regla de conducta extraña y singular: ser siempre frío, hermético e irónico con todos, y así lo fue. De este modo de ser a la misantropía, no había sino un paso y Schopenhauer lo franqueó. Sobre su temperamento y cualidades Lombroso ha escrito un capítulo entero en su libro "El hombre de genio", en el cual lo expone como un tipo de la locura del genio; afectado de "lipemanía", (locura triste).

 

Schopenhauer era lo que Swift decía de sí mismo: "un buen odiador". En efecto: cuando los hombres no le eran indiferentes y despreciables, le eran odiosos, odiaba a sus compatriotas y se dolía de haber nacido en Alemania, y con mucha mayor razón odiaba a sus contemporáneos, de los cuales Fichte, ScheIling y Hegel, fueron sus tres cabezas de turco, como afirma Augusto Dietrich.

 

Otra de las causas personales que contribuyeron al rencor de Schopenhauer fue el fracaso que experimentó en la enseñanza. Habiéndose doctorado en Filosofía, por medio de una tesis sobre “La Cuádruple Raíz del Principio de Razón Suficiente”, se dedicó a la enseñanza de la Filosofía, estimulado y alentado por su maestro Blumenbach. Quiso dictar sus lecciones a la misma hora en que Hegel dictaba las suyas; además escogió un local que se encontraba al frente del que ocupaba Hegel. Esta tentativa que contiene mucho de pugnacidad, fracasó y de este fracaso Schopenhauer inculpó al "sofista" Hegel. Circunstancia es ésta que acentuó mayormente el odio por aquellos profesores de Filosofía.

 

Encontramos, por último, otra causa personal en la indiferencia con que los demás filósofos miraban la obra de Schopenhauer, indiferencia que éste no perdonó nunca.

 

Las causas que se refieren a los principios se pueden agrupar en la siguiente forma: los principios sobre la enseñanza; los principios sobre el Estado y los principios sobre la Filosofía y la Historia.

 

Mientras que para Schopenhauer la enseñanza asalariada solo debía ejercitarse en el terreno de las ciencias, y la enseñanza de la Filosofía debía ser gratuita, Fichte, ScheIling, Hegel y otros de la corriente hegeliana enseñaban la Filosofía en cátedras sostenidas por el Gobierno de Prusia. Esta conducta irritaba principalmente al filósofo del Pesimismo, quien consideraba a los profesores de Filosofía, como a los sofistas de Grecia que se hacían pagar por sus lecciones. Por su parte los adversarios de Schopenhauer no tuvieron inconveniente en atacarlo y de aquí brotó una lucha enconada entre ellos.

 

Frente al concepto del Estado, Schopenhauer discrepa también de la mayor parte de sus contemporáneos. Para Hegel el Estado era la cúspide y la síntesis del progreso y de la libertad humana y el punto hacia el cual debía tender todo esfuerzo filosófico; para Schopenhauer la Filosofía nada tiene que ver con el Estado, a no ser corregir sus errores. Esta disciplina debe desarrollarse independientemente, bajo el impulso del genio filosófico, que es el producto de la "aristocracia de la naturaleza". Los gobernantes debían dejar en libertad a los filósofos, y estos podían ir contra el Estado si era necesario. Hegel era nacionalista; Schopenhauer era universalista.

 

Frente al concepto de la Filosofía, reaccionan también de diferente modo, Schopenhauer y los hegelianos. El uno concibe la Filosofía como un arte, que trata sobre todo de exponer cómo es el mundo, y que tiene como base la intuición, para los otros, la Filosofía es considerada como una ciencia, encargada de explicar el por qué de los fenómenos que se realizan en el mundo, tomando como norma el principio de razón suficiente, con su escala interminable de interrogaciones. (De esta manera, la Filosofía Schopenhaueriana se asemeja a la de Platón y la Filosofía hegeliana se aproxima a la de Aristóteles).

 

Por último, encontramos otra discrepancia en el concepto de Schopenhauer y los hegelianos tenían de la Historia. El primero tenía un conocimiento vasto de la Historia Antigua; pero desdeñaba el estudio de la Historia Moderna y Contemporánea, preocupándose demasiado poco por los acontecimientos recientes; en cambio Hegel es notable, sobre todo, por sus conocimientos de la Historia en conjunto y por el método y la investigación en ellos empleados.

 

Conviene, además, anotar la diferencia que existe entre dos adversarios frente al concepto, religioso: Hegel se inclina a la defensa del Cristianismo judaico, mientras que Schopenhauer se aproxima al ateísmo.

 

El odio de este pensador lo llevó a escribir fuertes y numerosos ataques contra aquel gremio de "filosofastros" que, asalariados por el Estado solo se preocupaban, de enaltecerlo, preocupándose demasiado poco por la búsqueda sincera de la verdad y, de la Filosofía. Por su parte aquellos filósofos no perdonaron jamás la oportunidad de vengarse de los ataques del filósofo del Pesimismo.

 

Federico Nietzche cree que el fondo pesimista de la filosofía schopenhaueriana tuvo como causa principal, aquella rivalidad con la escuela de Hegel; sin embargo, el mismo Schopenhauer declara que sus ataques contra Hegel y sus adeptos son posteriores a la publicación de "El Mundo Como Voluntad y Como Representación", en el cual está cuajada ya su concepción pesimista del mundo.

 

La verdad es que las doctrinas de Schopenhauer no fueron reconocidas sino después de 1847, sea por descuido o por malicia, y aquel desconocimiento era lo que nuestro filósofo no quería perdonar jamás. En todos sus ataques contra la filosofía universitaria, no solo reprochó a sus enemigos dedicarse a la defensa del Estado, sino también ser los panegiristas del Cristianismo judaico que él repudiaba.

 

Hemos manifestado anteriormente que la doctrina filosófica que nos ocupa se presenta como una reacción contra su medio y contra su tiempo. Después de haber expuesto las consideraciones que anteceden escuchemos la opinión que acerca de ésta reacción tiene Willians Calwel (Philosophie e Philosophes" pág. 26, edic. Felix Alcan, 19O7): "Cosa bastante rara, Schopenhauer estaba en contradicción con todo lo que estaba en boga en su tiempo. No tuvo absolutamente en cuenta la cuestión social y las aspiraciones de la democracia. Consideraba faltas de significado la libertad abstracta y la justicia abstracta. Miraba con desdén el Estado y la Iglesia, y despreciaba el sentimiento nacional, (tan defendido por Fichte y Hegel). Desconfiaba de las tentativas de los políticos idealistas y no simpatizaba con el fervor intenso de los realistas, en el estudio de la Historia, y hasta parece un renegado de la ciencia". Sin embargo, este pensador profesaba una gran admiración por la Filosofía y se sentía conquistado por las especulaciones de Kant y de Platón.

 

Una influencia poderosa ejerció en la Filosofía de Schopenhauer el conocimiento de las especulaciones de la India. Llegó a este conocimiento por intermedio de Federico Meyer, cuyos escritos impulsaron a aquel filósofo al mejor conocimiento de la Filosofía hindú. El Pesimismo no es sino una consecuencia del conocimiento de aquella filosofía.

 

 

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