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ALGUNAS CONCLUSIONES SOBRE LA FILOSOFIA DE SCHOPENHAUER

 

 

La Filosofía y el Conocimiento. Antes de hacer el estudio detenido de la doctrina ética de este pensador dejaremos consignadas algunas conclusiones acerca de sus especulaciones filosóficas. Esta consignación es necesaria porque como veremos mas adelante su doctrina ética se desprende de su concepción metafísica del mundo, y esta de sus conceptos psicológicos, he aquí dichas conclusiones:

 

La Filosofía no debe ser considerada como una ciencia, sino como un arte pues su objeto no es exponer y explicar los fenómenos de este mundo investigando su por qué, sino exponer el como son esos fenómenos; EI instrumento de la Filosofía en el conocimiento, no es por consiguiente, la razón como en la ciencia, sino la intuición y el entendimiento, facultad distinta de la razón.

 

La Filosofía como la ciencia, tienen por base el conocimiento, que en ambas afecta dos formas, como lo veremos a continuación. El conocimiento no puede ser posible sino por la unión del sujeto con el objeto. No puede haber conocimiento sin esta condición, de aquí que todo conocimiento es pura representación. Todo conocimiento descansa en el principio de razón suficiente, que puede enunciarse así: ninguna cosa existe sin una razón de ser y esta razón de ser de las cosas y de los fenómenos puede presentarse bajo cuatro formas, que Schopenhauer llama las cuatro raíces del principio de razón suficiente cuyo estudio detallado se encuentra en "La Cuádruple Raíz del Principio de Razón Suficiente". Esas cuatro formas o raíces de principio de razón suficiente son: 1° la causalidad que rige en los fenómenos y cosas que se presentan como objetos externos intuitivos, 2° la Ley, que se presenta en el conocimiento abstracto que relaciona los conceptos, 3° el ser, que se presenta en las intuiciones a priori que nos da a conocer las cosas en el espacio y en el tiempo, 4° la motivación, que no es sino una forma de la causalidad, referida a los fenómenos internos producidos por la acción.

 

De acuerdo con la filosofía de Kant, el mundo debe ser considerado bajo dos aspectos: el fenómeno y el noúmeno, o cosa en sí. El principio de razón suficiente solo puede aplicarse al fenómeno, porque solo éste puede ser conocido; pero no a la cosa en sí. Las cosas en sí no pueden ser conocidas, porque están fuera de las formas del espacio, del tiempo, de la causalidad y de la motivación.

 

Para Kant, la cosa en sí era una incógnita, una X, puesto que no podía ser, conocida. Para Schopenhauer se identificaba con la voluntad: esta fuerza inconsciente y ciega, que actúa a través de todos los fenómenos y cambios, constituye el absoluto, el principio esencial del mundo.

 

Sin embargo el mundo puede ser conocido también mediante otra forma de conocimiento, en el cual no toma parte el principio de razón suficiente. Esa otra forma es la contemplación, a la manera corno era tomada por Platón y, también, por Kan. En la contemplación el hombre se desprende de aquel enlace indefinido de principios y consecuencias y trata de aprehender el mundo absorbiéndose en él, llegando a las ideas. Esto es lo que constituye el conocimiento filosófico, tomado corno arte, el único suficiente, porque es el único que llega hasta la esencia de las cosas y, no deja lugar a dudas. El camino que seguimos para conocer el mundo, de acuerdo con el principio de razón suficiente, nos conduce a la representación y también a la Ciencia, que no es sino el conocimiento ordenado de representaciones; en este camino el instrumento es la razón, facultad interrogadora. Por el camino de la contemplación llegamos al arte y también a la voluntad; aquí el instrumento es la intuición, el entendimiento que capta directamente la realidad, tal como es, sin preguntarse el por qué de su existencia. De aquí resulta que toda ciencia, inclusive la filosofía misma, tomada como ciencia, es insuficiente para explicar el contenido esencial del mundo. "Las Matemáticas, la Filosofía y las Ciencias Naturales no pueden darnos una ida de la representación intuitiva, de la esencia de los fenómenos y de las cosas". ("El Mundo como Representación y como Voluntad", pág. 174)

 

"Toda ciencia no es insuficiente accidentalmente, es decir como consecuencia de su estado actual, sino esencialmente, es decir, por siempre jamás. En efecto, si la Física (por ejemplo), alcanzaría su completo desenvolvimiento, o sea, si se llegaría a explicar todo fenómeno por otro fenómeno, la serie de fenómenos no quedaría por eso menos inexplicable, es decir, que el fenómeno, en general permanecería siendo un enigma" ("Philosofhie et Philosophes", pág. 130).

 

Por lo que antecede deducimos que Schopenhauer en su teoría del conocimiento se basa en Platón y en Kant; el mundo puede ser conocido o sentido (contemplado). La primera labor incumbe a la Ciencia; la segunda al Arte. Si el conocimiento filosófico es el conocimiento de las esencias de las cosas, de los noúmenos, se identifica con el Arte, o en todo caso participa de ambos: Ciencia y Arte; pero no puede confundirse únicamente con la Ciencia, porque la Ciencia pura es precaria, insuficiente y superficial.

 

Si Schopenhauer plantearía esta división del mundo bajo una forma inductiva, quedaría comprendido dentro de los dogmáticos; pero para llegar a estas conclusiones acerca del mundo de los fenómenos y del mundo de los noúmenos, ideas o cosas en si, ha seguido, según él mismo lo afirma, el método deductivo. He aquí lo que sostiene en la pág. 119 de la citada obra:

 

"Si la Filosofía ha sido tanto tiempo buscada en vano es que se la quería encontrar por la vía de la ciencia y no por la vía del arte. Se preocupaba del por que en lugar de examinar el cómo, buscándose lo lejano en vez de coger lo que estaba próximo, se iba hacia afuera en todas direcciones, en lugar de penetrar en el estudio del hombre mismo, donde es fácil resolver cada enigma".

 

La Voluntad. Para llegar al concepto del mundo polarizado en fenómeno y noúmeno, o sea en representa y voluntad, Schopenhauer ha comenzado por estudiarse a si mismo, examinando su propia individualidad. De este examen deduce que el hombre no puede conocerse, esencialmente, sino como voluntad. El conocimiento descubre al Individuo, en último análisis como voluntad, como individuo volitivo. Mas allá de esa fuerza volitiva el conocimiento no descubre nada, porque no puede conocerse a si mismo, como conocimiento. Luego la esencia del hombre es la voluntad y todas las demás manifestaciones son producidas por ella. Como el hombre no es sino un átomo del Universo, las conclusiones obtenidas acerca de su naturaleza son también aplicables al Cosmos al Universo.  Así, de la misma manera como el hombre es por una parte voluntad y por otra representación, la cosas todas del mundo son voluntad y representación. La voluntad es la parte objetiva, porque para llegar a ser cosa tiene que objetivarse, pero esa voluntad objetivada carece de dimensiones en el espacio, la dimensión, pues, es pura representación. Este sustractum, sin representación, de todo lo que constituye el fenómeno, viene a ser la cosa en si, o sea lo esencial y objetivo, el resto es materia extensa "La materia como cosa extensa es representación, algo subjetivo, mas justamente, absoluta causalidad" (Idem, pág. 153).

 

Sobre la voluntad y la representación el mismo filósofo establece esta comparación con los conceptos filosóficos de Spinoza 'La natura naturans es también la voluntad y la natura naturata, es la representación" (Idem. 152).

 

Hemos manifestado que Schopenhauer se reclama igualmente de la filosofía de .Platón. De aquí resulta la relación que establece entre sus conceptos voluntad y representación con los conceptos similares del filosofo griego las objetivaciones de la voluntad, sustratum esencial de los objeto, no vienen a ser sino las "ideas" de Platón, es decir, los modelos eternos de las cosas, y las representaciones son las cosas mismas consideradas como fenómeno, o sea como formas cambiantes y transitorias.

 

A través de su obra capital "El Mundo como Voluntad y como Representación", llegamos al concepto filosófico siguiente de la vida y del mundo. El hombre examinándose a si mimo, encuentra que es un complejo de voluntad y representación. Esa voluntad se ha objetivado en él en un grado superior, puesto que puede reconocerse a si misma, lo cual no ocurre con los demás grados, por ejemplo con las objetivaciones del reino animal o vegetal. Como representación, el hombre es sujeto, es decir algo que está en relación con su propio conocimiento. Y así como el hombre, son, todos los, demás seres y cosas del Universo, del Cosmos, con diferencias de grado que las da el conocimiento, es decir, la facultad de recibir representaciones. La voluntad como fuerza esencial inconsciente y ciega y que se identifica con lo que de objetivo tienen las cosas, se identifica, igualmente, con la idea de Platón, con la natura naturans de Spinoza y también con, la cosa en sí de Kant. En cambio la representación o perceptibilidad es algo subjetivo, cosa en el espacio y en el tiempo, natura naturata, fenómeno como dicen los hindúes pura "apariencia”.

 

El Pesimismo. Ahora bien, la voluntad cósmica que se presenta así objetivada en diversos grados, no es otra cosa que voluntad de ser, voluntad de vivir; de aquí resulta que es una fuerza insaciable, trágica, infeliz; en su afán de afirmarse y de subsistir, pierde todo sosiego y toda felicidad, originando el dolor que se encuentra en todas las manifestaciones del mundo. Y aquí brota el carácter pesimista de la Filosofía de Schopenhauer el mundo es trágico y doloroso por su esencia, porque es pura voluntad de vivir y las cosas y los seres todos de la creación arrastran su cadena fatal de infelicidad, porque son puro deseo de vivir, es decir, puro egoísmo.

 

En esta lucha fatal de la afirmación de la voluntad, el dolor es lo único positivo, lo único que verdaderamente se siente. La felicidad y el placer; en cambio, son estados negativos, puesto que sólo se sienten cuando cesa el dolor y su existencia es demasiado pasajera y casi insensible.

 

El deseo de vivir, la afirmación de la voluntad, que cada cosa lleva en sí, provocan, pues, la sucesión insaciable de deseos, de inquietudes y desesperanzas; la perennidad cósmica del dolor, como algo positivo. Para Schopenhauer el mundo se muestra como un Prometeo siempre trágico por su deseo de seguir viviendo, a pesar de que los buitres le devoran constantemente las entrañas.

 

Para el hombre solo hay dos formas de eludir o de suprimir el dolor; esas dos formas son la contemplación estética y el ascetismo. En la contemplación estética el hombre se sumerge en el objeto bello, arrancándose de la inquietud de la vida y encontrando en aquel objeto su plena realización; entonces toda solicitación exterior desaparece, junto con todo deseo y, por consiguiente, desaparece también el dolor, puesto que es inherente al deseo. La otra forma de suprimir el dolor es el ascetismo que consiste en la supresión de la voluntad y del deseo de vivir: dejar de querer, abandonarse en una negación absoluta del querer vivir; llegar hasta él, he ahí el ascetismo, único camino que puede conducir al hombre a la supresión de todo dolor. Lejos pues de querer terminar con el deseo, a fuerza de satisfacerlo, se termina con él negándole toda satisfacción. Contra la voluntad de vivir que es la esencia del egoísmo, de la objetivación y la fuente de la desdicha y de la infelicidad, hay que oponer la negación del deseo de vivir, que es la única que procura al hombre la posesión de la perpetua paz.

 

 

 

 

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