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LA RESISTENCIA DE BENEL



¿Quién fue Eleodoro Benel? Se discute si Benel fue un abigeo, bandolero, malhechor o un guerrillero idealista, un luchador social. Pues no fue ni lo uno ni lo otro. No fue un bandolero tipo Daniel Pérez Sánchez, ladrón de ganado para subsistir. Un desadaptado social. Tampoco fue un guerrillero, tipo Luis de la Puente Uceda que buscaba una patria libre sin explotados ni explotadores.

Benel fue un hombre acaudalado, dueño de haciendas, de tierras y de negocios, con hombres a su servicio, que circunstancialmente y pensando en un futuro promisorio tomó parte de un movimiento político armado para derrocar al dictador Leguía. Claro, Benel tenía problemas con la justicia, porque escapó de la cárcel de Cajamarca en el año 1919 cuando fue detenido por problemas personales con otros guapos de la región.

Por otro lado el bandolerismo era una consecuencia social de la época. Existía en la provincia de Chota, en todas las aledañas y en muchas del Perú con todas sus consecuencias. El bandolerismo era fruto de la impotencia del poder judicial, del abuso de las propias autoridades, y la carencia de recursos económicos de algunos hombres, quienes ingresaban a un grupo armado como un medio de vida y también del ejemplo de las fuerzas armadas paramilitares que tenían los hacendados para defender sus intereses desde épocas inmemoriales. El bandolerismo, significó, además un enfrentamiento entre campesinos.

Pero el movimiento encabezado por Osores distinguido político, maestro, abogado, diplomático y el Coronel Del Alcázar, distinguido militar tacneño no tuvo nada que ver con el bandolerismo.

Con el fusilamiento de Del Alcázar y con la prisión de Osores la insurrección terminaba, pues habían desaparecido su jefe militar y su jefe político. Pero Benel no depone sus armas y decide seguir luchando; para ello tenía a sus hombres armados que lo seguían incondicionalmente, conocía la topografía del terreno, a las gentes y tenía dinero.

Benel, después de la debacle de Churucancha se dirige a Achiramayo y al encontrar sus campos arrasados y sus casas incendiadas, jura “luchar hasta el final y no perdonar nunca a los cachacos piojosos”.

En su comarca se hizo fuerte y esperó que fueran siguiéndolo. Así ocurrió. El capitán Ezequiel padrón salió de Chota con más de 50 hombres. Llegaron al pueblo de Andabamba, cerca de la Samana, pero antes que se decidiera atacar a Benel, éste lo sorprendió. En la refriega murieron más de 20 soldados. El resto huyó. Benel se sentía seguro.

En una segunda incursión y con el mismo fin, salió el teniente Gárate desde Santa Cruz, con un escuadrón de caballería. También pensó sorprender a Benel, quién conocedor del terreno y del arte de la guerra, lo dejó que se aproximara hasta el punto estratégico y atacó. Gárate y su escuadrón tuvo que huir dejando algunos muertos, los buenos caballos y armas que tanta falta le hacían a los insurgente.

Una tercera incursión hizo el comandante Valdeiglesias con un batallón de infantería Nº11 de Lambayeque , de donde salió en Enero de 1925. Legando el 20 del mismo mes a las inmediaciones de la Samana. Siendo avistados por los hombres de Benel, quien tenían una fuerza armada integrada por sus hijos, Andrés, Segundo y por sus hijas Lucila y Donaltilde, expertas en el manejo de armas de fuego.

Valdeiglesias atacó con todo ímpetu, pero al final no pudo vencer la resistencia de los rebeldes quienes atrincherados respondían con igual fuerza a los gobiernistas. Viendo que todo era inútil el jefe del escuadrón ordenó a los sobrevivientes, la retitrada, dejando descenas de muertos. De lado de los benelistas cayeron 18. La lucha duró todo el día.

El Éxodo.- A pesar del triunfo, Benel y sus lugartenientes Misael Vargas y César Asenjo, quienes siempre estuvieron de parte de Benel y luchando bravamnete en todas las contiendas, acordaron dejar la Samana y retirarse a Silugán, tanto porque carecían de municiones como porque –talvez- querían ya la paz.

La caravana estaba compuesta por Benel, sus lugartenientes, sus hijos, viudas, y más de 60 fusileros fidelísimos. Sumaban unas 200 personas entre hombres y mujeres, e hijos de los combatientes. La ruta fue La Esperanza, La Cordillera de Huambos, Mamabamba, Callayuc y al fin las montañas y los bosques de Silugán. En el trayecto tuvo que enfrenterse a una banda gobiernista capitaneada por Manuel Alarcón en Cahbarbamba. No hubo mayores contratiempos. La larga y penosa jornada duró cuatro días.

Siguiendo la información de Juan D. Vigil en su libro ya citado, Benel habría recibido en Silugán, material de guerra y una carta del general Benavides, donde le decía que pronto se levantarían las tropas del ejército y que viajara a Chiclayo con urgencia.

Benel, habría aceptado la noticia de buen agrado y se dirige rumbo a la Costa, el 11 de Marzo de 1925, pasando por diversos pueblos en los cuales su presencia alborota a atoda la población, provocando comentarios y especulaciones. Llega al pueblo de Niepos y envía un propio (emisario) a la hacienda Tumán para cerciorarse de la verdad de las cosas. Al cabo de algunos días recibió sólo desesperanza, comprende –una vez más- que su sitio es Silugán. Emprende el regreso.

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