Recordemos a don MISAEL VILLANUEVA
Es bueno recordar a don MISAEL VILLANUEVA, llamado cariñosamente don MISHACO, maestro panadero que yo conocí: de tez blanca, pequeña estatura, medio calvo. Era especialista en preparar el amasijo de los bizcochos. Su labor era tan óptima que había que solicitar sus servicios con anticipación, lo que ahora se dice irónicamente: había que hacer cola.
Tanto era así de exigente don Mishaco que el día acordado el solicitante debía alistar una batea grande, de madera (felizmente no se usaba el plástico), y junto a ella un depósito con harina blanca flor, otro con azúcar, otro con agua y un último depósito con huevos; el resto de ingredientes, especialmente las levaduras los traía él (su secreto profesional). Con esos materiales don Mishaco empezaba a mezclar la harina, huevos, azúcar, agua; y mueve y mueve con las manos, hasta que ya la masa se levantaba un poco más, entonces don Mishaco colocaba sus antebrazos y manos como si fueran paletas, cogía la masa, la levantaba y la dejaba caer sobre la batea, produciendo un golpe seco, acompañado de un grito ¡a…..já!. Así continuaba la labor de don Mishaco, la que sólo terminaba cuando la batea quedaba empanzurrada de masa de bizcocho, de bote a bote. Luego la cubría con una tela de costalillo de harina, hasta el día siguiente en el que los ayudantes arrancaban la masa con las yemas de sus dedos y la colocaban en las latas de hornear. Estos asistentes estaban tan acostumbrados a su trabajo que puedo asegurar que todas las bolas de masa tenían igual peso, no necesitaban de balanza.
Esta es una oportunidad para recordar con gran afecto a don Mishaco, que, a mi parecer, fue el mejor Maestro Panadero que ha tenido Chota.
![]()